Fundadores de Sindiecate Arts huyen a Perú, debiendo €30,000 a sus trabajadores

Sindiecate es un publisher español fundado con la esperanza de tener un futuro prometedor en la industria de videojuegos y con una estrategia que lo diferenciaba de otras empresas en su pais. Sin embargo, solo a casi 3 años de su creación, el estudio se ha venido abajo. Hoy, ninguno de sus empleados sabe algo sobre Fernando Ortega y Claudia Ancajima, sus fundadores, quienes el 18 de diciembre pasado cerraron las oficinas sin dar aviso, dejando una docena de desempleados sin cobrar el sueldo de un mes ni su liquidación correspondiente. La última noticia que se tuvo de ellos fue de parte de su abogada, quien asegura que ambos se encuentran en Perú.


Todo empieza con Fernando Ortega y Claudia Ancajima, una pareja apasionada por los videojuegos, quienes fundaron Sindiecate Arts en junio de 2016. Ambos conocían, de hacía tiempo, a Edu Verz, un desarrollador independiente, cuyo estudio (BrainWash Gang) tenía un proyecto llamado Nongünz. Dado que los tres mantenían una estrecha relación, Verz no tardó mucho en unirse a Sindiecate, donde trabajó hasta finales de 2018.

Los problemas empezaron cuando Verz exigió una compensación económica a Siendiecate por no haber lanzado las ediciones de consola para Nongünz. Se estableció una compensación de 60,000 euros (más de 200,000 soles) que nunca llegó. Mientras esperaba esta compensación, Verz decidió seguir adelante en el desarrollo de su nuevo juego, Damnview.

Es durante este tiempo que miembros de Sindiecate comienzan a quejarse sobre prácticas tóxicas en el trabajo. Juan de la Torre, PR del estudio, cuenta a Teknautas que «Era como una telenovela de Netflix. A los que no teníamos nada que ver con las broncas nos ponían en medio. ¿Por qué me contaba mi jefa cosas de otro empleado? Que lo solucionara con él. Si enjuiciaba en público a otros, qué diría de mí cuando me fuera por la puerta«.

En la madrugada del sábado 15 de diciembre Ortega y Ancajima llamaron a un programador y un artista de Damnview para consultarles si podían terminar el juego sin Verz. Aprovechando que el primero trabajaba sin contrato y el segundo lo hacía en calidad de Freelance, llegaron a ofrecerles un contrato. La pareja mintió, diciendo que Verz tenía problemas con alcohol y drogas y que pedía dinero a cambio del juego.

Al enterarse, Verz amenazó con irse de la empresa y Ancajima pidió, entre lágrimas, que continuaran el lunes con el trabajo habitual. No obstante, el lunes 17 de diciembre se encontraron con las oficinas cerradas. Los empleados se reunieron en una cafetería cercana, donde, uno a uno, fueron exponiendo las malas prácticas laborales de la empresa. Muchos trabajaron sin contrato durante años y otros se encontraban en nómina, pero no registrados en el seguro social.

Al día siguiente, martes 18, nuevamente encontraron las oficinas cerradas y un mail que les informaba que todos se iban de vacaciones hasta el 7 de enero. Todos querían solucionar los problemas de una vez por todas, así que ese mismo día se concretó una última reunión con Ortega y Ancajima. Fueron 8 horas de amenazas, cristales rotos y escupitajos. Sin embargo, al final las partes parecían haber acordado que los empleados se quedarían con la IP de Damnview a cambio de dar un porcentaje de las ganancias a Sindiecate para que recuperaran la inversión hecha.

Lamentablemente, el miércoles 19, Ortega negaba, a través de una llamada telefónica, haber aceptado esa solución y, en todo caso, sugería buscar una nueva cuando regresen de vacaciones el 7 de enero. Esa fue la última comunicación que tuvieron con él.

Imagen de Teknautas

Un día después de finalizadas las vacaciones, los empleados de Sindiecate recibieron un correo que decía que todos habían abandonado sus trabajos. Esto, para no tener que pagar los «finiquitos» o lo que es el equivalente a la liquidación aquí en Perú. Así es como Sindiecate desapareció repentinamente, con una deuda de unos 30,000 euros (al rededor de 100,00 soles) hacia sus trabajadores.

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