análisis Eldest Souls

[Análisis] Eldest Souls, un guerrero sin nombre desafiando a los dioses

Este análisis se realizó gracias a un código otorgado por Fallen Flag Studio para la versión de PC.

Cuando se menciona qué juegos son boss rush -donde vamos directamente a luchar contra los jefes- nos viene a la cabeza títulos como Furi, Titan Souls o Cuphead.  Incluso podríamos mencionar a Shadow of The Colossus como el mejor exponente a gran escala. Es normal que haya infinidad de juegos que quieran imitar la epicidad de la obra de Fumito Ueda. Pero también hay una saga que, en el mercado actual, se intenta emular su fórmula. Estoy hablando de Dark Souls. Si hay un videojuego que rinde tributo a estos dos grandes es Eldest Souls, la más reciente obra de Fallen Flag Studio.

Es a partir de estos dos conceptos, el desafío y lo épico de los enfrentamientos, que Eldest Souls se presenta ante la mirada atónita del jugador. Con un mundo totalmente pixel art y con vista isométrica, nos adentramos en una travesía desafiante. Con tu espadón y sin escudo -vamos que el arma que llevas es pesada y lo cargas con las dos manos- iremos desencadenando combates que pondrán a prueba nuestras habilidades.

Vino del cielo para salvarnos

La luna se hizo añicos y fragmentos cayeron a la tierra. De un prodigioso fragmento humanos y dioses nacieron. Hubo equilibrio hasta la aparición de la malévola deidad Eksyll, que corrompió a los suyos. La humanidad fue sometida bajo el yugo opresor de los divinos. No tardo mucho la sumisión cuando un aliado oculto ayudó a los humanos a rebelarse. Los antiguos dioses fueron aprisionados. Sin embargo, Eksyll regresaría para, una vez más, hacer de las suyas. Con la oscuridad esparcida en la tierra; la luna, testigo cruel del destino de los hombres, mandó a un salvador.

Nuestro solitario aventurero regresa a la Ciudadela, donde resguardan las deidades. Al empezar, un pequeño tutorial te da la bienvenida para aprenderte las tres mecánicas principales. Estas son el golpe ligero, el golpe cargado y el dash; estos dos últimos son esenciales en la lucha contra los jefazos.

Hablemos del ataque cargado. Esta se activa cuando mantenemos presionados X -probamos el juego con un mando de Xbox One- para realizar un golpe fuerte que ayudará aumentar la barra roja que es “la sed de sangre”, y con ello ejecutar una sucesión de ataques que regenerará la vida. Esto te sonará muy familiar. Claro, nos referimos a Bloodborne. Tal como sucedía en la entrega de Miyazaki, esta mecánica clave, nos servirá de potenciador para recuperar la vitalidad. Y como sabrás, en este juego no existen ítems curativos. Una vez realizada “la sed de sangre” tendremos que activar la “ráfaga de sangre” que nos permitirá desestabilizar la defensa del enemigo, además de surtir un daño enorme en ellos.

La habilidad de esquivar o mejor llamado dash está distribuido por tres barras de color verde. De las veces que uses el impulso en tus enfrentamientos esta te salvará de una muerte inminente volviéndote inmune, incluso al atravesar en el momento exacto del ataque del enemigo la barra de dash se recuperará al instante.

Juega a tu modo

Dispondremos de un árbol de habilidades. De entrada, resultará complicado de entender, y esto por los puntos de habilidad que podemos repartir en los tres estilos de combate diferente: Arremetida de viento, Corte berserker y Contraataque. La asignación de puntos depende mucho del jugador, si eres de los que prefieren lo brutal y agresivo, sacrificando tus defensas, entonces elige Corte berserker.

Esto no es lo único que entra en juego, también se encuentran los fragmentos. Estos los consigues eliminado a los jefes, y nos ayudará a potenciar la ráfaga de sangre, el impulso y los ataques cargados. Como mencioné, nosotros tenemos la potestad de elegir qué estilo nos conviene mejor en los combates. Si te resulta complicado, puedes variar e ir viendo cual es el más adecuado para ti. Esto es muy importante, porque amerita una buena estrategia, y no nos limita tanto como en Dark Souls, donde, una vez asignados los puntos, ya no hay vuelta atrás.

Explorando la vasta y olvidada Ciudadela

Ni bien pisamos la Ciudadela, no hay flecha ni indicaciones que nos oriente a donde debemos ir, porque desde ya nos presentan un mundo casi lineal pero interconectado. Con el primer armonizador activado -puntos de control- se nos abre un mapa y ya nos intuye que habrá otros armonizadores localizados en el mapeo, y, una vez activados estos, nos permitirán viajar para hacer del viaje más ameno. Esto último recuerda mucho a Hyper Light Drifter, incluso a la saga Souls; el viaje rápido es todo un aliciente.

Esta obra interactiva respeta el silencio, no hay banda sonora que acompañe la travesía del héroe, tan solo son tus pisadas y el sonido de la naturaleza; estos son los momentos más tranquilos en el juego. Y no estamos solos en este mundo que respira desolación y penumbra. Sus peculiares personajes se comunicarán contigo a través de gruñidos y textos. Otros como Edd el Vagabundo, lo hará entonando junto a su arpa. Sobre este último, al principio solo se podrá comunicar contigo sin la musicalización de su apreciado instrumento porque a este le falta una cuerda, objeto que encontrarás mientras te paseas por el lugar. Debido a ello, nace la curiosidad por explorar y encontrar los ítems para ayudar a los NPCs.

El videojuego presenta diferentes tipos de biomas, desde zonas congeladas pasando por un bosque que nos recibe con esos rayos de sol tocándote el rostro y enalteciendo tu figura. Vagar por estos laureles nos hace olvidar, por momentos, del sombrío y tétrico ambiente; un respiro que necesitamos ante tantas cavilaciones.

Un boss rush desafiante

Eldest Souls sabe ganarse a pulso la etiqueta de título desafiante, pero también por lo memorable e intenso de sus combates. La música gana fuerza en los enfrentamientos con los jefes, cuyas modulaciones sonoras viajarán por tus oídos e inyectarán un poema épico. Imposible no sentirte parte de una hazaña heroica que, quien sabe, tal vez sea contada en futuras generaciones.

Sin embargo, pese a la sensación de satisfacción que genera vencer a las deidades, no dejé de sentir cierta tristeza al eliminar a los dioses del bosque. Porque al igual que pasaba con Shadow of The Colossus, estos seres no eran más que peones de una mente maestra. Y, en este caso, los dioses en Eldest Souls son víctimas de la corrupción de Eksyll.

La obra del estudio italiano, juega con una mentalidad del desafío casi extremo, pero esto es llevado a la décima potencia gracias a sus dos modos que ayudan a serlo rejugable. Si eres de los que gustan sacar al cien por ciento los trofeos o logros, entonces, una vez encestes el último golpe al décimo jefe, no guardes tu espada aún. Al final, habrás desbloqueado el modo new game + y el modo arena; propuestas hechas para el jugador más hardcore debido a su imbatible dificultad. Conservarás todos los fragmentos y puntos de talento, pero tus enemigos serán más fuertes y tendrás menos curación.

La rejugabilidad, sin embargo, es una excusa para alargar el juego, porque, pese a estos añadidos, nos resultará corto. Su duración se deberá al tiempo que le dediques al enfrentamiento con los divinos. La prolongación  y repetición de las batallas tendrá mucho que ver con nuestras habilidades en el campo. En cómo nos adaptamos a sus mecánicas. En pocas palabras, podríamos decir que no te llevará más de 4 horas terminarlo.

Un inicio muy desequilibrado

Pero no todo es positivo, la curva de dificultad es casi injusta al inicio. Morirás muchas veces por los primeros jefes antes de entrar al Santuario de la concordia. Del mismo modo, el ataque ligero no es efectivo en el combate si no activas la barra de “sed de sangre”. Sin esta, no podremos generar daños colosales a las deidades. Sin ir muy lejos, el videojuego abusa mucho del ataque cargado, y cuando lo haces esta demora y, prácticamente, estás a la merced de los dioses. Sus ataques pueden hasta bajarte toda la vida. A su vez, las deidades poseen varios patrones de ataques -en total son diez- y puedes llegar a memorizarlas. Sin embargo, una vez mueras y quieras repetir el combate, los jefes se burlarán de tu confianza porque estos cambiarán sus movimientos y harán del conflicto todo un desafío.

En contraste a esto, el juego es muy benevolente de su parte, porque más allá de la muerte, no hay penalizaciones. Cuando mueres te dan dos opciones: reintentar o rendirte. Si eliges la última, regresarás al punto de guardado en forma de cristales, pero no habrás perdido nada en el transcurso.

«Viajero, es hora de decidir tu camino»

Debo sentirme a gusto porque he podido disfrutar de esta pequeña joya independiente. No es perfecto, pues trastabilla en el camino de la excelencia por su desequilibrada curva de dificultad en los primeros combates. Debido a ello, morirás incontables veces. Además, si quitamos la repetición de los combates, nos daremos cuenta de su escasa duración. No obstante, tendrás nuevos modos que permiten la rejugabilidad. Eso si, aviso que son muy desafiantes. Pero vamos, esos codiciados logros o trofeos no se obtienen solos.

También, encontrarás en él un título con una pizca de benevolencia, la muerte no es el fin, sino el comienzo de algo más grande. Sin mirar más allá, nos da una palmada en el hombro y nos invita a volver a enfrentar a nuestro asesino hasta que podamos vencerle. Y la recompensa no será solo los puntos de habilidad o los fragmentos, sino que, pese a que estas deidades sean víctimas del miasma de un ser oscuro, sentirás que lo haces por una buena causa: salvar a la humanidad.

análisis Eldest Souls

Lo bueno:

  • Tres estilos de combate a elegir dependiendo de la libertad del jugador.
  • Los puntos de habilidad se pueden reorganizar para una mejor estrategia.
  • El diseño de los jefes sorprende, en especial sus patrones de ataque que cambiarán cuando quieras volver a enfrentarlos. Nunca hay que estar confiados.
  • Su banda sonora invita a ser parte de los enfrentamientos épicos.
  • La necesidad de explorar el mapa, con secretos, NPCs e items por encontrar.  Sus diversidad de biomas, mención especial a la zona del bosque.

Lo Malo:

  • No es un juego para todos por su desequilibrada curva de dificultad al inicio de la aventura. Sentirás que los primeros jefes son más desafiantes que los últimos.
  • El ataque ligero es un chiste si no activas la barra de “sed de sangre”.
  • Se abusa mucho del ataque cargado. Demora mucho en cargar, y cuando lo hagas el enemigo ya te habrá encestado un golpe mortal.
  • Notarás que su duración se basa más por la repetición de los combates.
  • El árbol de habilidades produce confusión en las primeras pinceladas de la aventura.

nota

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