ANÁLISIS Zelda Tears of the Kingdom

[Análisis] The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom – Ninguna secuela ha sido tan legendaria

Este análisis se realizó gracias a una copia de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom para Nintendo Switch. Tanto en modo dock como portátil

Han pasado ya 6 años y un par de meses desde que inicié mi aventura en Zelda: Breath of the Wild en 2017. Desde los primeros pasos me sentí muy maravillado de todo el inmenso mundo que había creado Nintendo, y no me refiero solo al tamaño y número de elementos. Para dicho juego se había implementado un sistema de físicas tan bien elaborado, donde los límites a cualquier desafío los ponía tu imaginación. Ahora en pleno 2023, y con la next-gen como competencia, ¿qué podría ofrecer Nintendo con su secuela, Tears of the Kingdom? Voy a resumirlo brevemente, una experiencia que me cuesta aun creer la manera en que sobrepasó mis expectativas en todo sentido. Estamos no solo ante un juego magistral, sino uno que va a marcar época como pocos lo hacen. Bienvenidos a nuestro análisis de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom.

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Conectando el pasado hacia un nuevo futuro

Zelda: Tears of the Kingdom es una secuela directa de Breath of the Wild y respeta su continuidad en todos los aspectos. Tras vencer a Ganon el Cataclismo, Zelda y Link se adentran en las profundidades del castillo de Hyrule. Aquí descubren secretos de una antigua civilización y una batalla que ocurrió hace milenios. En medio de dicha investigación se topan con la momia de un enemigo caído que despierta y ocasiona la separación del dúo, además de despojarnos de todo nuestro inventario, incluyendo nuestra vitalidad.

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Despertamos, como en el juego anterior, en una isla flotando en los cielos donde tocará descubrir qué rumbo tomar y cómo volver a Hyrule. Nuestro objetivo para la trama es claro, encontrar a Zelda. Para ello nos hacemos con una herramienta base que quedará impregnada en nuestro brazo todo el juego y con el que podremos manejar los nuevos módulos. Si creías que el tutorial en la meseta de BotW era ya grande, prepárate para este nuevo, porque la isla celestial de partida lo es aun más, y con razón. Las posibilidades ahora se han multiplicado exponencialmente.

Todo un abanico de posibilidades a nuestro alcance

Zelda: Tears of the Kingdom vuelve a mostrarse como un juego de aventura donde exploraremos, resolveremos puzles y combatiremos enemigos. Si ya jugaste Breath of the Wild las mecánicas base son casi las mismas, pero ahora los módulos cambian y se presentan muchísimo más versátiles.

Para comenzar tenemos «la mano» para manipular objetos, girarlos y combinarlos con otros. De esta forma podemos desde hacer una balsa con unos tres troncos y una vela hasta complejas máquinas con distintos artefactos. Después está «la combinación de armas», donde podremos mezclar un material a un palo, una lanza, un garrote, o sino también a las flechas. Cada combinación supondrá distintos efectos y estadísticas de daño. De allí está «la regresión», para revertir todo el movimiento de casi cualquier objeto. Tenemos desde una piedra que cayó, para poder levantarla de vuelta, hasta un aparato que gira en sentido horario y hacemos que gire en sentido antihorario. Y finalmente tenemos «la infiltración», que nos permite zambullirnos en un techo para reaparecer por la parte superior.

Cada uno tiene sus limitantes, pero son nuestras 3 herramientas básicas para arrancar la aventura. Obviamente tampoco faltará la paravela para poder planear o amortiguar las caídas, siempre y cuando nuestra resistencia nos lo permita.

Una nueva aventura donde tú decides cómo progresar

Cuando das tus primeros pasos te toparás con los primeros acertijos, desafíos y obstáculos, pero la forma en que puedes superarlos depende de ti. ¿Tienes un pequeño abismo frente a ti pero hay tablones y troncos cerca? Arma un puente. Pero acabo de encontrar 2 rocas grandes cerca, ¿y si hacemos una catapulta usando una como palanca y otra para usarla como contrapeso? ¿Y si nos lanzamos con un cohete que guardábamos en el bolsillo? Hay multitud de soluciones, y algunas de ellas incluso podrían parecerte que no funcionarían, pero no es así. El sistema de físicas está tan bien elaborado y construido que casi todo lo que se te ocurra funciona. En todo mi camino no me he topado con un solo error.

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Lo mismo también sucede con el combate. Puedes realizar multitud de combinaciones con los insumos que vayas encontrando, tanto en las armas mano a mano como en los escudos y las flechas. ¿Tienes un lanzallamas? Puedes colocarlo en tu lanza, pero también en el escudo. ¿Tienes a la mano un insumo eléctrico? Tú decides si colocarlo en un par de flechas para aturdir a tus enemigos y propinarles golpes con una maza, o sino directamente electrizarlos con un cetro e ir cambiando con una lanza.

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Lo mejor es que también puedes usar el entorno muy a tu favor. Puedes usar barriles explosivos que estén en los campamentos, o sino lanzarles un objeto metálico para que un rayo haga el trabajo por ti. Lo más increíble es que aun tras docenas y docenas de horas, cuando crees que ya viste todo el juego te dice que no. Siempre terminas descubriendo nuevas herramientas, y con ellas nuevas estrategias.

Aprovecha tu capacidad inventiva

Ya dije en este análisis que Zelda: Tears of the Kingdom te otorga una libertad posiblemente nunca vista en algún videojuego. No obstante, es con los artefactos zonnan donde radica su mayor potencial. Estos van desde turbinas, timones y ruedas hasta algunos más complejos, como localizadores de enemigos, lanzallamas, globos aerostáticos e incluso lásers y cañones. Puedes construir desde vehículos y máquinas básicos que solo requieran 3 piezas hasta algunos mucho más complejos como tanques o hasta aviones. Eso sí, están muy limitados por las baterías.

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Respecto a dichas baterías, te otorgarán una al inicio del juego y te corresponderá encontrar más. Puedes conseguirlas intercambiando algunos cristales especiales a los personajes respectivos que se te marcarán siempre en el mapa. Ellos se encargarán de ir ampliando tu capacidad. Otros insumos te permiten ampliarla aunque temporalmente. Aquí radica el velar qué tanto puede durar tu máquina activa, pues cuantos más artefactos tengas las baterías se agotarán más rápido. Una vez que se agote tendrás que esperar unos segundos a que se recarguen y se pongan nuevamente en funcionamiento.

Todo esto representa un mundo donde tu imaginación fije los límites, y como mencioné, todo funciona de forma precisa y natural gracias al sistema de físicas.

Hyrule nunca lo he visto tan extenso

Si creías que Hyrule se sentía tan sumamente extenso en Breath of the Wild, espera a verlo en Tears of the Kingdom. Ahora se suman las islas flotantes en el cielo, las cuales no cubren ni el 10% de la superficie, obviamente para evitar tapar todo por completo, pero son suficientes como para explorar un «nuevo mundo celeste». Estas destacan no en cuanto a su extensión, sino en su verticalidad, pues habrán algunas que en el mapa lucen como una simple isla, pero tienen varios pisos. Y como mencioné, tendremos varias formas de poder llegar a ellas, sea por métodos simples como lanzarnos desde las nuevas atalayas o con una máquina voladora. Lo mejor es que el juego te recompensa explorarlas, porque aquí habrán enemigos y recompensas que no estarán en tierra.

Y ya que vimos el cielo, ¿por qué no vamos hacia abajo? Sí, Zelda: Tears of the Kingdom también presenta una gigantesca subterránea, casi tan extensa como el mapa de la superficie. Se trata de un nuevo mundo al que accedes por los llamados «abismos». Pero como su nombre nos sugiere, al llegar la oscuridad reina, y el peligro es el doble, con zonas que si las pisamos nos restarán vida, y enemigos más mortíferos. Te sugiero aventurarte por aquí si es que tienes insumos para alumbrar la zona. Eso sí, a tu favor tienes las raíces, que son la antítesis de todos los santuarios, que con solo tocarlas iluminarán por completo toda una extensa área. Así tendrás un incentivo mayor para explorar esta gran zona que, con solo poner un pie, te da una mala sensación como si del inframundo se tratase.

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Tanto las misiones principales como secundarias te hacen moverte por diferentes lugares y hacer diferentes cosas. No es únicamente ir de aquí a allá, las actividades y tareas que ofrece el juego, tanto en cielo, tierra y profundidades son tan variadas que casi nunca se sienten repetitivas.

… pero a la vez nunca lo sentí tan vivo

¿Pero por qué solo quedarme en la extensión en este análisis de Zelda Tears of the Kingdom? ¿De qué te sirve un amplio mundo sin cosas de interés? El juego en este apartado superó por completo mis expectativas porque siempre habrá algo que te llame la atención en cualquier parte y querrás llegar allí. Puedes estar realizando una misión principal y con solo avanzar un poco te encuentras un campamento enemigo. Al subirte en su torre de vigilancia verás un santuario nuevo. Tras superarlo verás a un personaje cruzando el camino. Llegando a él un kolog te pide su ayuda. Es un ciclo incansable donde dices «solo haré esto y ya», pero el juego te atrapa.

Los personajes además responden de forma lógica a todo lo que sucede. No son simples NPCs que te dirán siempre el mismo diálogo. Puede amanecer y verás a un señor salir a trabajar, y hablarte al respecto, luego al mediodía te dirá qué piensa comer y te sugerirá una receta, y si algo cerca cae te hablará que le llama la atención. Es un mundo que se siente tan vivo y con tantos personajes en él que te cuesta creer el nivel de inmersión al que apuntó Nintendo.

Un juego que se ve y se escucha bonito

En cuanto al análisis de su apartado artístico, Zelda Tears of the Kingdom no decepciona. Hay enemigos, armas, personajes y escenarios de todo tipo, y todos lucen muy bien. Cada aldea, cada bioma y cada raza irradia su propia esencia y personalidad. Podrás explorar desde praderas, montañas, pantanos, desiertos, volcanes, campos, acantilados y bosques perdidos. Y en ellos siempre te encontrarás sorpresas de todo tipo, desde coleccionables hasta misiones secundarias que encajan muy bien.

Un aspecto que le critiqué un poco a Breath of the Wild es que su historia no era lo suficiente ambiciosa para un juego que representaba el 30º aniversario de la saga. Tears of the Kingdom corrige este apartado presentándote personajes por los que sientes suma empatía. A pesar que tengas más de una línea de misiones principales la narrativa se muestra más ambiciosa y muy bien contada. Algunos sucesos puedes verlos con un pequeño desorden, pero los entiendes a la perfección, desde el inicio mientras los vas armando.

Finalmente, en cuanto a la música no tengo ningún pero. Hay todo tipo de melodías para cada situación y cada escenario, desde el simple piano para los recorridos en las praderas, hasta algunas piezas de tensión en momentos clave, y otras más elaboradas para situaciones cruciales o batallas con los jefes. Lo que más me ha impresionado es que hay música dinámica que va fortaleciéndose, por ejemplo, si solo nos hace falta una pieza que recolectar o un golpe que acertar. Y esto se escucha de forma natural, nunca sientes la música transicione de golpe.

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Ya respecto al audio, todos los sonidos del ambiente y de las armas, vehículos, aliados y enemigos cumplen su cometido. A veces sonarán las típicas tonadas de haber superado un puzle con éxito o culminado una batalla. Y no me olvido de la actuación de voz muy bien lograda, en especial a nuestro idioma nativo.

«El mejor apartado técnico de la historia»

Debo ser muy sincero con todos. Hasta el día que tuve el juego en mis manos ya iba a calificarlo en base 9.9 sobre 10 por el tema del precio. $70 dólares para un título de una consola que no es next-gen sonaba escandaloso para mí, hasta que luego de docenas de horas me percaté que el apartado técnico no implica únicamente gráficos. Sí, el juego no se ve en 4K ni a 60fps, ni mucho menos tendrá las mejores texturas, pero haciendo un análisis del resto de aspectos Zelda: Tears of the Kingdom está por encima de prácticamente cualquier juego existente.

No solo las físicas responden correctamente y de una forma tan realista y convincente en cualquier momento. NUNCA me ha botado ni un solo mensaje de error ni tampoco algún bug. Me cuesta creer que todo lo que busques hacer en el juego funcione tan bien en todo momento. No importa si se trata de objetos sólidos en movimiento, elementos livianos que se mueven con el viento, el fuego, hielo, la electricidad, el calor, etc. Cada mínimo detalle a tomar en cuenta está ahí cumpliendo su función. Y si a veces algo no te salió bien al instante te das cuenta de qué fue lo que pusiste mal.

De allí tenemos otros apartados como la distancia de dibujado. Claro, no todo se verá al mejor detalle desde una distancia lejana, pero incluso si te pones en el punto más alto en un cielo despejado y activas tu acercamiento, todo rincón del mapa que quieras ver carga al instante. Puedes lanzarte desde el punto más alto a toda velocidad y hasta que llegues al rincón más oscuro de los abismos no hay un solo segundo de carga. Todo se va revelando de forma suavizada. Ya de allí tenemos el ciclo día y noche con sus respectivos climas, donde los cambios ocurren de forma muy natural. Las únicas pantallas de carga que verás serán solo en 2 ocasiones: el viaje rápido y cuando te adentres en un santuario, no hay más.

Mis únicos peros con el juego simplemente fueron las caídas de frames tan notorias cuando movemos varios elementos a la vez y en escenarios algo cargados. Obviamente son indicios de que la Switch ya está dando sus últimos respiros, pero aun así nunca se me ha colgado. Y por otro lado, en más de una ocasión el sistema de guardado falla estrepitosamente. He tenido, por ejemplo, un enemigo a cierta distancia, construyo una máquina para hacerle frente. Una vez listo todo, guardo, fallo en la pelea, pero al cargar la partida mi máquina no está. Y también sucede que al vencer a un enemigo formidable, al avanzar unos pasos y sufrir un descuido de un enemigo menor el juego me regresa justo en frente del enemigo mayor con su salud completa.

Perfeccionando una leyenda casi perfecta

The Legend of Zelda Tears of the Kingdom ha superado con creces mis expectativas, las cuales de por sí ya eran altas. El juego da más de un paso adelante respecto a su predecesor ampliando sus posibilidades de mundo abierto en gran manera. Las opciones que otorgan se han multiplicado considerablemente, y es increíble ver que prácticamente todo lo que puedas crear funcione dejando que tu imaginación sea el único límite. Descubrir toda su grandeza en cada paso otorga una satisfacción indescriptible, la cual no decae a pesar de seguir docenas de horas jugando. Esto junto con un apartado artístico, musical y narrativo mucho más ambiciosos nos dan como resultado la que es quizá mejor aventura que ha hecho Nintendo, y una de las más grandes en la historia de los videojuegos.

Lo bueno:

  • La libertad es más grande que nunca en cuanto a las posibilidades que el juego otorga.
  • El juego invita a pensar y los límites solo los pone tu imaginación.
  • El sistema de físicas funciona muy bien y de forma natural, sin ningún error.
  • Las combinaciones que ofrecen los insumos te dan un gran abanico de estrategias para el combate.
  • Los artefactos zonnan te permiten construir toda una gama de máquinas, tanto simples como complejas.
  • Siempre habrá algo a lo que observar, el juego te engancha mejor que nunca.
  • El juego te invita a explorarlo bajo tu propio ritmo.
  • Tanto las misiones principales como secundarias son muy variadas unas de otras.
  • Las mazmorras vuelven a tener un diseño más tradicional, pero se sienten frescas.
  • Hyrule se siente extenso y muy vivo en todas sus apartados.
  • El aspecto técnico del juego es hermoso, con muchos detalles, efectos, y unas físicas muy bien hechas.
  • La banda sonora se supera a sí misma, con toques dinámicos muy bien logrados.
  • Los personajes tienen una personalidad mucho más elaborada que en otros títulos de la saga.
  • La historia es la más ambiciosa de la saga, y muy bien narrada, aunque vayamos por distintos caminos.
  • El doblaje al español latino muy bien trabajado.

Lo malo:

  • La caída de framerate en algunas ocasiones, no se puede dejar de lado, así como unos cuantos fallos en su sistema de guardado.

nota 9.8

Análisis Zelda Tears of the Kingdom

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