análisis Diablo IV

[Análisis] Diablo IV – Un retorno enviado de los cielos

Este análisis se ha realizado en base a la versión de PC de Diablo IV

Diablo IV por fin se ha lanzado. La industria del videojuego está viviendo un momento de goce con el anuncio de muchas franquicias revividas, sea con una secuela o remake/remaster ejemplar. Con varias reinvenciones y continuaciones Blizzard no iba a quedarse de brazos cruzados. Tras dos betas y más de una década de espera, el juego existe, por fin ya está aquí. Esta entrega llevará la saga del conflicto cósmico a su cuarta entrega, y en ella asumiremos el papel protagónico de nuestra historia, la cual estará entrelazada con el destino de una milenaria pelea que nos precede, al mismo tiempo que veremos personajes y entidades conocidas para los jugadores más veteranos. ¿Habrá merecido la pena? Bienvenidos a nuestro análisis de Diablo IV.

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Santuario es hermoso de contemplar y explorar

Santuario, hogar de los humanos, servirá como campo de batalla para una guerra interminable entre ángeles y demonios. Sé que las palabras «cielo» e «infierno», y todo lo que los rodea, suenan cliché, pero en esta ocasión me encuentro emocionado y motivado por poder destacar la calidad de la trama y la historia que se ha creado. Diablo, al igual que otros juegos de Blizzard, ha construido una historia a lo largo de sus entregas anteriores, como StarCraft y Warcraft. Aunque el primer juego era muy rudimentario, se notaba que los desarrolladores se enfocaron en la jugabilidad. A pesar de sus limitaciones de la época, contenía diálogos, cinemáticas y una historia presente. Sin embargo, fue Diablo II el que oficialmente colocó a la saga como una de las más importantes de la historia.

Diablo IV

Sin detenerme demasiado en los logros pasados, quería hacer una breve mención de los juegos anteriores antes de continuar para crear un contraste. En esta ocasión, jugaremos como otro merodeador, lo cual resulta irónico. El narrador no pierde el tiempo y nos cuenta rápidamente un pasado arduo en el que la humanidad brillaba en todo su esplendor, marcando un contraste entre el presente y aquellos días. Dependiendo de la clase que elijas, el prólogo será el mismo.

Un nuevo mal se acerca en el horizonte: Lilith, la hija del odio, regresa después de mucho tiempo a Santuario para azotar con su presencia esta tierra y a su población, que ya se encuentra en un estado deplorable. Cada mapa que avanzas te muestra una situación peor que la anterior, estableciendo el tono para el resto del juego y reflejando una decadencia estructural.

Teorizar y construir con las clases, llega a ser muy satisfactorio

Diablo IV prosigue la misma jugabilidad acción-RPG, con vista isométrica con clases. La diversidad en las especializaciones añade un nivel adicional de personalización y profundidad estratégica al juego. Podemos adaptar nuestro personaje a diferentes roles y estilos de juego, lo que enriquece la experiencia y brinda más opciones a los jugadores. Sin embargo, algunos jugadores han expresado preocupación sobre la falta de innovación en términos de habilidades y clases. Aunque el Druida y el Nigromante son bienvenidos por algunos, otros esperaban nuevas clases que ofrecieran un enfoque fresco y emocionante. A pesar de esta crítica, es importante reconocer el esfuerzo de Blizzard por mantener el equilibrio entre la nostalgia y la introducción de nuevas mecánicas. El resultado es un juego con una variedad de opciones y posibilidades, donde podemos moldear a nuestros personajes según nuestro estilo preferido de juego.

En esta ocasión, tendremos disponibles cinco clases: Bárbaro, Druida, Hechicero, Nigromante y Ladrón. Diablo IV continúa la tradición de inspirarse en el sistema de clases de Dungeons & Dragons, aunque estas han evolucionado en comparación con las versiones anteriores.

El Bárbaro, con un arsenal de cuatro armas, regresa con sus gritos de batalla, propensión a la brutalidad y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Los Druidas, una clase reintegrada presente en Diablo II, utilizarán la fuerza de la naturaleza para convocar tormentas, asumir formas antropomórficas y causar  movimientos terrenales para alcanzar a sus enemigos. Los Hechiceros serán como siempre, fuerza poderosa en el mundo. Utilizarán la magia de los elementos para barrer fácilmente a las fuerzas enemigas. Los Nigromantes también serán otra cara conocida dentro de esta saga y no creo que necesite mayor introducción. Por último, los Pícaros, con una jugabilidad ágil y llamativa, harán que todo explote de forma artística y placentera en un abrir y cerrar de ojos.

Todas las clases presentan similitudes en la estructura del árbol de habilidades, es como crear una escultura partiendo de la nada. Cada clase requiere al menos una habilidad básica y una principal para funcionar. Sin estas dos nada funciona, por lo que estas dos primeras habilidades determinarán el resto del camino para construir tu personaje. A medida que descendemos y nos adentramos en la sección central, donde se forma la estructura, las habilidades de las diferentes clases pueden tener nombres de categoría distintos, pero en realidad complementarán de cerca el estilo que elijamos en el árbol. Al final tenemos nuestra habilidad definitiva (muy poderosa a decir verdad), que se encuentra cerca del final del árbol, y finalmente tendremos nuestro pasivo de clase, que dará el toque final a nuestra construcción.

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Una libertad refrescante

Diablo IV parte desde su predecesor pero decide innovar un poco en el área. Por ejemplo, la progresión puede ser lineal si así lo deseas. Tienes elementos como subir de nivel, mejorar el equipamiento y completar misiones primarias y secundarias, de forma independiente entre ellas. En pocas palabras, si deseo completar las misiones principales para ver desarrollar la trama, puedo hacerlo sin preocuparme por los demás elementos. Esta libertad, si así queremos llamarla, es uno de los varios aspectos novedosos de este juego.

Todas las actividades opcionales agregan mucho a la construcción del mundo de Santuario. Las misiones secundarias expanden el lore del mundo, presentándonos nuevos personajes y sus historias, en su mayoría con una tonalidad fúnebre. Estas misiones nos permiten imaginar y comprender el estado de este lugar, y también nos encontraremos con localizaciones y personajes de entregas pasadas mientras las completamos.

Las mazmorras son zonas interiores que nos presentan desafíos. Estos dependen del nivel en el que hayamos configurado el mundo, pero ofrecen recompensas proporcionales a su dificultad. La mayoría de las mazmorras siguen una estructura similar, con dos o tres objetivos.  En la mayoría de los casos culminan en un enfrentamiento contra un jefe. También encontraremos actividades como derrotar grupos de enemigos, liberar prisioneros, recolectar llaves, entre otras.

Podríamos continuar hablando sobre otras actividades opcionales, como los sótanos o las estatuas de Lilith, pero la realidad es que todas estas actividades tienen un propósito ulterior: el renombre. Lo obtendremos al completar misiones secundarias, mazmorras y otras actividades que hemos mencionado anteriormente. Cada área tiene su propio nivel de renombre y, a cambio de esto, recibiremos recompensas muy importantes para el Endgame.

¿El real juego comienza?

Una vez que completamos la historia para progresar en el juego debemos atravesar las diferentes categorías del mundo. A partir de este punto, la dinámica del juego cambia. Ya sea que estemos en el modo Veterano o en Aventurero, nos veremos obligados a avanzar a la categoría de Pesadilla. ¿Por qué? Las mazmorras de pesadilla que ofrecen el mismo contenido pero con modificadores. Esto último es lo que hace que la experiencia sea un auténtico infierno para nosotros.

Una vez en esta categoría, cada hora, el juego emitirá un mensaje anunciando las Mareas Infernales. Este evento que transforma los mapas regulares, en imitaciones del infierno. La tierra se mancha de rojo debido a la lluvia de sangre, y tendremos que adentrarnos para conseguir almas demoníacas y abrir los cofres malditos que contienen equipo legendario.

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Los jefes de mundo están marcados en el mapa, algo que siempre pudimos ver pero no podíamos alcanzar debido a la diferencia de niveles. Cada uno de ellos representa una pelea relativamente similar, pero visualmente, es impresionante. El jefe aparecerá a través de un portal y la cámara se alejará para que podamos verlo sin que la pantalla esté demasiado llena de elementos. Podremos unirnos a otros jugadores para derrotar a estos jefes, sin mucha dificultad. Los eventos de las legiones cumplen el mismo propósito, brindándonos experiencia y la posibilidad de obtener equipamiento único o ancestral.

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Al llegar a la última categoría, Tormento, simplemente se incrementa la dificultad para acceder a la última categoría de armadura, Ancestral. Cabe mencionar que debido al número de actividades disponibles en un mapa de mundo abierto, la montura sumada a los puntos de teletransportación se convierten en un respiro de la tediosa tarea de desplazarse a pie de un lugar a otro en un mapa tan grande.

El multijugador en Diablo IV sigue una aproximación minimalista, lo que significa que nos encontraremos con otros jugadores pero con poca frecuencia. Esto responde a las quejas de muchos jugadores que consideran que encontrarse con miles de otros jugadores por todas partes arruina la inmersión y la experiencia del juego, lo cual es válido. Sin embargo, en Tormento es donde la mayoría de los jugadores se encontrarán, por lo que nunca faltará compañía. El modo PVP no es una de las partes más divertidas, debido a la existencia de la tabla de Leyenda y las numerosas variaciones de una sola build. Además, la diferencia de solo 10 niveles entre jugadores de nivel 50+ presenta una desventaja abismal.

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Potencia Visual

Blizzard siempre se ha destacado por sus cinemáticas de alta calidad y en esta ocasión no es diferente. Aunque todos conocemos esto, me gustaría recalcar algunos de los otros elementos audiovisuales que decidieron desarrollar aún más.

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En primer lugar, nuestro personaje estará integrado en las escenas de secuencia, es decir, las cinemáticas tienen una calidad diferente, para que así podamos ver a nuestro personaje en cada cuadro. Esto no significa que la calidad sea deficiente, al contrario, sigue ofreciendo una calidad muy buena pero con un estilo visual diferente. También nos veremos involucrados en las escenas de diálogo, donde nuestra perspectiva no cambia y solo podremos escuchar o saltarnos las conversaciones. La yuxtaposición de imágenes, cambios de perspectiva temporales y paneos, nos muestran el uso de técnicas más avanzadas para contar historias visualmente.

La presentación gráfica del juego emana solidez; cada bioma diferente es un espectáculo visual. Las entradas a los diferentes tipos de mapas, las mazmorras, los jefes del mundo, las mareas infernales y el árbol de susurros, es decir, prácticamente todo, son imposibles de pasar por alto. Cada área contiene su propia personalidad, y a medida que avanzamos por la historia, podemos ver la devastación y corrupción que causa Lilith a su alrededor: masacres, caníbales, cultos fanáticos y abuso de autoridad. Cedric Peyravernay, un artista que ha trabajado en juegos como Dishonored y en series como «Love, Death & Robots», ilustra precisamente este declive de Santuario a través de los personajes de Diablo IV.

Una linda sorpresa en estos tiempos de errores

A lo largo de mi partida, no percibí ninguna falla que perjudicara mi experiencia, como errores visuales o problemas de compatibilidad. Sin embargo, debo decir que a veces la falta de interacción entre los NPCs y su entorno hacía que, fuera de las cinemáticas o las misiones principales, se sintiera vacío y sin vida. Puedo intentar justificarlo con el hecho de que puede ser intencional, pero no es el caso. Literalmente, los enemigos no existen para los NPCs «aliados» y viceversa. De vez en cuando, se puede ver a un jinete aleatorio cabalgando para ser aniquilado instantáneamente por los enemigos.

El juego se ejecuta de manera muy estable a 60 fps en una GTX 1080. Los únicos momentos en los que experimenté caídas de cuadros fue durante las transiciones a cinemáticas pregrabadas o cuando había mucha carga visual.

Derek Duke, compositor veterano de Blizzard, acompaña todo. Ayuda a ilustrar lo épico de nuestra aventura, el declive moral y la falta de esperanza de los habitantes de este mundo. La música encaja perfectamente con la tensión de la historia. Duke logra una perfecta armonía, cuando tengamos que preocuparnos o ponernos tensos, nos lo hará saber.

Diablo se toma el trabajo de refinar sus aciertos pasados; en otras palabras, crea nuevos diseños basados en los de sus predecesores con el fin de «evolucionar». Esta idea se extiende a todas las demás áreas, ya que su objetivo se centra en lo que resulta familiar o reconocible. También busca que veamos esta entrega como una experiencia digna de 2023, brindándonos un toque de nostalgia de las épocas doradas de Blizzard.

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No es un juego perfecto. Varias actividades como las mazmorras eventualmente se vuelven repetitivas y los objetivos son en su mayoría similares. El PvP no resulta realmente atractivo, ya que las veces que intenté participar no encontré a nadie. Los jugadores que pasaban por allí no activaban la insignia para unirse a la batalla. Además, la música también pierde un poco de su encanto después de terminar la campaña. Esta se va acumulando a medida que se acerca el clímax en la historia, por lo que una vez terminada, aún podemos disfrutar de las canciones que son geniales por sí mismas, pero siento que comienzo a extrañarla.

¿Es este solo el inicio para Diablo IV?

A pesar de los percances corporativos, las críticas recibidas por sus entregas más recientes como Overwatch 2 y Diablo Inmortal. Blizzard se redime con el lanzamiento de Diablo IV. Esta entrega no solo mejora lo que ya hacía bien Diablo, sino que también resulta lo suficientemente atractiva para los nuevos jugadores. Otorga un sistema de juego variado y complejo, pero sencillo de entender donde tú puedes armar con soltura tu propio estilo. Se experimenta una libertad que se extiende más allá del mapa, ya que tú decides hasta qué punto quieres llevar el juego. Con el potente inicio de Diablo IV, solo le espera un brillante futuro que solo puede mejorar, ¿verdad?

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Lo bueno:

  • Una trama clásica, pero que aborda temas mas allá del bien y el mal
  • Regresa ese toque oscuro, lúgubre y sangriento
  • Variedad de estilos de construcción para cada clase
  • El sistema de habilidades es complejo, pero fácil de entender
  • Un Endgame casi perfecto
  • El juego ofrece múltiples formas de disfrutarlo sin sentirte forzado a hacer tareas que no quieres
  • Batallas contra jefes sorprendentes
  • Bugs que brillan por su ausencia
  • Visualmente espectacular y las cinemáticas son extraordinarias
  • Música exhilarante

Lo malo:

  • Los objetivos de mazmorras, con el tiempo, empiezan a sentirse repetitivos
  • Poca interacción directa con el mundo
  • Si decides ir por el camino lineal la campaña puede sentirse corta

nota 9.0

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